Dos kilómetros antes de entrar en Melk estaba el camping donde se supone debíamos dormir esa noche, sin embargo, decidimos que buscaríamos un hotel en el pueblo y así hicimos finalmente, ya que llevábamos tres días de lluvia y el camping tenía los aseos y duchas aparte, con carretera de por medio, así que pensado y hecho. Además, nos pareció un lujo poder dormir cerca de la Abadía benedictina, es del siglo XI y se encuentra ubicada sobre un promontorio rocoso.
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